Mantener una sociedad que esté cómoda, a gusto, con una moral muy alta es algo bastante difícil, pero se podría lograr si los individuos actuaran como es debido, según las normas establecidas en la sociedad en la que convive.
Es por esto que Adela Cortina nos hace una invitación al valor de la integridad moral, en su texto llamado ¿Para que sirve realmente la ética?
Si queremos tener buenas bases morales, debemos exigir a los individuos de la sociedad y a sus instituciones, esa integridad social. Un individuo que esté a gusto y feliz, es una persona con una moral muy alta, y es más fácil complementarnos integralmente si somos felices.
Los seres humanos, como mamíferos y como seres socialmente evolucionados, tendemos a preocuparnos y velar por los demás. Tenemos ese instinto natural que nos inspira a ayudar y cuidar de los nuestros. Es así, como nosotros mismos procuramos formarnos y crear un carácter virtuoso, de hacer justicia sea por los demás o por nosotros mismos. De protegernos, de tener una vida digna y placentera. Así aprendemos a apreciar o valorar lo que verdaderamente nos importa y vale la pena.
Es por eso que la ética tiene esa función, de enseñarnos a crear nuestra propia autonomía.
También nos enseña a ser buenos ciudadanos, a convivir en sociedad, y por supuesto a indignarnos si notamos situaciones que atentan contra el ser o la autonomía de un individuo o de su comunidad.
Nos enseña a ser justos con nosotros y con las personas con las que convivimos.
C ortina , Adela (2013): ¿Para qué sirve realmente... la ética?, Barcelona, Paidós,
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